Esta es la historia de una niña que ve como toda su familia es asesinada para ocultar el oscuro secreto que llevan en la sangre: ellos son una familia de hombres (y mujeres) lobo. Huirá entonces del lugar adquiriendo su forma animal y desplazándose por el bosque con su guía y única luz, la luna. Pasarán los años y la encontraremos en un terreno muy dado a este tipo de mitos: Bucarest. En la primitiva ciudad rumana habrá sido adoptada por una nueva manada que tiene altos planes para ella. Vivian Gallindom siente como su sangre se rebela contra estos planes y sólo desea correr libre por los bosques de las inmediaciones.
El entorno escogido para rodar la película es sin duda el más adecuado. Rumanía es la casa de lo oscuro y los mitos de terror donde las leyendas cobran forma de turismo como es el caso del castillo de Bran, afamado aunque decepcionante hogar del Conde Drácula. Los bosques vírgenes que rondan cada una de sus ciudades propician los huecos exactos para el rodaje de este tipo de películas, medio terroríficas, medio fantásticas; y sus ciudades, oscuras y en desarrollo aún, enfatizan ese efecto. El escenario no podía estar mejor escogido.
La trama interna de este film también lo hace atractivo. Habla de un modo sutil de la subsistencia y las tradiciones, de las normas y la ruptura de estas y de la importancia de la libertad y los mitos. Del mismo modo nos inducirá a pensar en el amor entre culturas y en lo prohibido. Si a todo esto le añadimos unos efectos estremecedores al más puro estilo “Underground” nos dará una película interesantísima desde todo punto de vista.
Annette Curtis Klause tiene el privilegio de haber sido la autora original del libro que sirve de base a esta obra cinematográfica y que lleva el mismo título que esta “Blood and Chocolate”. La joven directora alemana Katja von Garnier sería la encargada perfecta de darle forma, su pasión por los lobos (con los que tuvieron que trabajar durante toda la película), su sensibilidad y su respeto a los mitos antiguos la convirtieron en la candidata idónea para ello.
Agnes Bruckner , nueva promesa norteamericana, regaló detalles cada vez que una cámara le hacía un primer plano y supo camaleonizarse en un sangriento lobo y una dulce mujer que trabaja en una tienda de chocolates. Su papel protagonista está más que justificado.